Amputaciones, escorbuto y la peste: la fármaco en un navÃo de conflicto del XIX
Cañones, sables y las inclemencias del perÃodo. Los peligros a los que se enfrentaban los marineros españoles que, durante el centuria XIX, viajaban a bordo de buques como el «San Juan Nepomuceno» durante la batalla de Trafalgar han quedado grabados con letras de sangre en la Historia. No obstante, entre la madera de aquellos gigantescos barcos además acechaban otros riesgos como las enfermedades o las secuelas de una disputa, unos males tan mortales como un corte entre pecho y espalda y contra los que sólo habÃa una esperanza: el cirujano o el doctor que viajaba a bordo del navÃo.
Y es que, la vida de los embarcados españoles transcurrÃa debajo tirantez tenaz, pues cualquier instante era favorable para encontrarse faz a faz con la muerte. Concretamente, los instantes de mayor peligro se sucedÃan cuando los navÃos de Su Majestad se enfrentaban, en ámbito de los mares y océanos más inhóspitos, a los buques enemigos (los cuales, durante el centuria XIX, se correspondÃan con los barcos de los pomposos «lords» ingleses amantes del té o con algún que otro pirata ganoso de conseguir dinero).
Enfermedades traumáticasAsÃ, y durante el combate, los marineros hispanos solÃan visitar al «matasanos» cuando una bala les arrancaba alguna que otra extremidad o, incluso, cuando una astilla perdida les reducÃa a la medio el cifra de ojos útiles en la faz. Tampoco estaban exentos de un viaje a la enfermerÃa los marinos que, debajo revestimiento, dedicaban sus esfuerzos a coser a balazos al enemigo, pues podÃan sufrir fracturas debido al retroceso de sus propios cañones. Finalmente, no ayudaban a disminuir el labor del médico los múltiples cortes que hachas, sables y pistolas provocaban durante los abordajes.